El nombre original del Día Internacional de la Mujer era Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Ya que surgió precisamente durante el auge del movimiento obrero en plena Revolución Industrial, y fue propuesto por la comunista alemana Clara Zetkin.
Cabe recordar que el comunismo proclamaba la dictadura del proletario, por lo tanto para Clara los derechos de las mujeres obreras y trabajadoras eran fundamentales y se debían respetar y hacer valer.
Esta propuesta se amplió al resto de los derechos de las mujeres en un mundo donde a la mujer no se le permitía el voto, ni se le pagaba el mismo salario que a un hombre por el mismo trabajo o incluso que se le negara un determinado puesto por el sólo hecho de ser una fémina.
Sin embargo, hay que recalcar que el Movimiento que dio origen al Día Internacional de la Mujer, no pedía cambiar los papeles existentes sino reconocer una realidad: Que las mujeres también trabajaban al igual que los hombres y que su trabajo, sin importar cual fuere, no debía ser menospreciado.
De hecho, el papel de la mujer como ama de casa ha sido históricamente un lujo que sólo se pueden permitir las clases media y alta. Las mujeres pobres han tenido siempre la necesidad de trabajar para sustentar a su familia.
Espiritualmente hablando, tanto hombres como mujeres tenemos la misma obligación: Cumplir con los Siete Preceptos Universales. Y nuestro trabajo debe ser reconocido sin importar la esfera en que lo desempeñemos.
Si una mujer elige ser Dueña de Casa, entonces esa labor se le ha de respetar y retribuir. Lo mismo que si elige ser obrera, maestra o ejecutiva ya sea por vocación o necesidad, su trabajo se le tiene que reconocer.
En cambio, cuando a una mujer no se le reconoce su trabajo, sino que por el contrario se le menosprecia por el hecho de ser del sexo femenino, se disminuye el valor a su labor y se le oprime; se está actuando contrariamente a los preceptos para las naciones.
Cuando a una mujer no se le paga lo mismo que a un varón por el mismo trabajo realizado, se le está robando.
Cuando a una mujer se le acosa sexualmente en su lugar de trabajo, se está blasfemando en su contra.
Cuando a una mujer se le maltrata en su propia casa y su marido le exige cuentas del trabajo doméstico como si fuera su patrón o le limita el dinero para controlarla; se le está asesinando simbólicamente.
Cuando permitimos la discriminación hacia la mujer en la ley de nuestra nación, estamos faltando a nuestra obligación de establecer Leyes Justas y Tribunales de Justicia.
Como noájidas debemos recordar que:
-El Eterno es el Amo y Dueño de todo lo existente, y que si Él ha dado algo a alguien, no tenemos el derecho para quebrar ese equilibrio.
-Cuando humillas a tu prójimo, te humillas a ti mismo y para peor estás mancillando a Dios.
-Todos somos descendientes de Adam, quien fuera creado a "imagen y semejanza del Eterno". Por tanto, cada persona es una pequeña imagen del Eteerno, por lo cual ha de ser respetada y preservada... Y recuerda de no provocar ninguna de las pequeñas muertes... tales como retener a una persona injustamente, causarle daños personales, provocarle miedos irracionales.
-Cada nación puede edificar con justicia las reglas que la mantendrán en orden y paz. El que juzga debe tratar equitativamente a los litigantes y tiene prohibido actuar maliciosamente o discriminar negativamente a cualquiera de ellos, sea hombre o mujer. No debe prejuzgar, ni juzgar a las personas sino a las acciones.
Felicidades a todas las mujeres, que el Eterno nos de salud para seguir construyendo Shalom
¿Todo por ganar?
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